Muchas veces mis pacientes acuden a consulta comentándome que todas las mañanas se toman un “juguito de naranja” con su desayuno.
Es cierto que vienen ya con la lección aprendida de casa, de evitar comprar zumos prefabricados, pero en ocasiones desconocen las diferencias que provocan en nuestro organismo el zumo de naranja natural vs la pieza de fruta fresca.
Para empezar, al hacer un zumo, empleamos un mayor número de naranjas que si comemos la fruta entera, ya que en este caso, lo mas probable es que consumamos una solamente.
Al utilizar un mayor número de naranjas, aumentamos el consumo de fructosa, un tipo de azúcar presente en la fruta, y generamos mayores picos de glucosa en sangre, debido a una absorción mas rápida de este azúcar ¡ojo pacientes diabéticos!
Por otro lado, al exprimir, se pierde la mayor parte de la fibra que se encuentra en la pulpa, y si luego la colamos la perdemos casi en su totalidad.
Además, la fruta entera nos produce una mayor sensación de saciedad solo por el hecho de masticarla y porque tardamos un poquito mas en comerla.
No “demonices” su consumo, está bien tomar un zumo de naranja en ocasiones esporádicas para desayunar, pero si te recomiendo que priorices en la fruta entera siempre que puedas!