Creo que mis compañeros estarán de acuerdo en que la mayoría de nuestros pacientes llegan a consulta diciendo eso de “yo es que llevo toda mi vida haciendo dietas” o “he hecho muchas dietas pero ninguna me ha funcionado”.
Pues bien, precisamente, la función del dietista-nutricionista debe de ser la de ayudarte a mejorar tu relación con la comida sin que sea una tortura y sin tener que restringir para lograr tus objetivos.
La mentalidad de la NO dieta es una vía de amor hacia el cuerpo y una relación adecuada con la comida siendo consciente de qué comes, cómo lo comes y el por qué lo comes.
Porque alimentarse y nutrirse adecuadamente debe de ser sinónimo de sentirnos bien, de disfrutar en el momento de sentarnos a la mesa, de no pasar hambre, de practicar el autocuidado. De olvidarnos de estar siempre pendientes del numerito que vemos en la báscula y de productos milagro que prometen mucho y que a la larga lo único que promueven son pensamientos obsesivos, frustración e incluso trastornos alimentarios.
Qué provocan las dietas:
- Mala relación con la comida: dejas de disfrutar las comidas que te gustan, empiezas a contar calorías de todo lo que comes, prohíbo ciertos alimentos.
- Ansiedad.
- Disconformidad con la imagen corporal por intentar llegar a un canon de belleza establecido.
- Sensación de culpa y frustración por “no tener suficiente fuerza de voluntad”.